¡Hideo Kojima eres un genio!
Por: Cristian Aguilar
Hace mucho
que un juego no nos dejaba sin palabras en sus primeros minutos. Tienes la
vista borrosa, todo se siente como que regresaras de un sueño de unos cuantos
años y escuchas The Man Who Sold The World de David Bowie, Big Boss regresó.
Metal Gear siempre destaca por tener momentos icónicos que marcaron nuestras
vidas como gamers. Es difícil sentarnos y charlar de nuestros juegos favoritos
o momentos más memorables en un videojuego sin que alguno de nuestros amigos no
saque a relucir en la plática esta saga. Metal Gear es parte de nuestros
recuerdos y vamos a empezar diciendo que Phantom Pain es de esos juegos que
saldrá a bailar, con buen ton y son, en esas buenas y constructivas pláticas.
Un juego de
Hideo Kojima, así es señores, Hideo Kojima; ya con esas palabras nuestro estándar
de calidad se eleva al punto de opacar todo lo que la industria nos puede
ofrecer por los momentos en esta generación. Big Boss regresa después de lo que
fue su prólogo, Ground Zeroes. Este título comienza con un tono bastante alto y
con un Venom Snake abatido.
El tema
central de este título es el dolor constante y la venganza, ese dolor fantasma
que te acompaña desde tu inicio, en un hospital donde apuestas a que cualquiera
que no fuera el mismísimo Big Boss perecería, hasta el final de tu recorrido de
bien unas 45 horas por esta magistral experiencia.
Al terminar
ese hospital y dejar atrás esa figura frágil del recién despertado Big Boss,
regresas ya a una estructura por misiones para poder avanzar en tus objetivos y
a su vez mejorar tu base "Mother Base" desde la cual Big Boss lidera
a su ejército Diamond Dogs. The Phantom
Pain es un "sandbox", ósea un juego de mundo abierto. Las posibilidades
son tantas que no hay manera que aunque no sepas nada de la saga o no te llame
la atención ninguno de sus predecesores, no te vayas a sorprender y enganchar
por el gameplay. Puedes abordar cada misión de tantas posibles maneras,
dependiendo del armamento, la hora del día, tu transporte, tu posición
geográfica, la cantidad de enemigos, son tantas las variables y tan poca la
restricción del mundo abierto que 9 de cada 10 cosas que se te ocurran para
completar una misión son posibles (si no es que las 10). Phantom Pain no se
escapa de una que otra misión de relleno, pero el juego tiene tantas variables
que puedes hacer la misma misión una y otra vez y no repetir el mismo método,
es más, cada misión se vuelve más disfrutable a medida logras llegar a tu
objetivo perfeccionando tu propio método.
La mecánica
es bastante compleja en cuanto al nivel del control que tienes en cómo
desarrollas tu Mother Base. Hacer crecer un ejército militar privado no es ni
fácil, ni rápido, ni barato; al menos eso nos comentaron Big Boss y su aliado
Miller. Para poder ampliar Mother Base necesitas PMB (Producto Militar Bruto,
palabra y acrónimo que es pues... Dinero), el mismo que te pagan por contratos
militares de eliminar objetivos y/o allanar ciertos puntos del mapa. La
variedad de misiones es bastante amplia y divertida, puedes escoger tu equipo,
en qué punto aterrizar, de tal manera que la experiencia de esa libertad de
mundo abierto inicia aún antes de siquiera tocar el suelo.
Durante
estos contratos podrás reclutar a los soldados que aturdas o inclusive a varios
de tus objetivos que tienes que eliminar. Estos nuevos reclutas de unen a uno
de varios departamentos de Mother Base que te ayuda a desarrollar desde armas a
mejoras para tus equipos y en general a desarrollar nuevas tecnologías para tus
misiones; cada uno de estos reclutas tiene su nivel de calidad establecido y
sus talentos especificados para cada área. Tanto es el nivel de personalización
de Mother Base que reclutar a cada uno de tus nuevos soldados es algo bastante
emocionante y gratificante. Si quieres mejorar tu base y realmente no quieres
pasar por la experiencia de ir misión a misión para ver tu progreso, puedes
usar las micro transacciones del juego y comprar PMB desde la PSN, pero, eso es
enteramente opcional y podemos decir que no es para nada necesario para
progresar sin problemas.
Metal Gear
Solid V te permite varios acompañantes, D-Horse (caballo), D-Dog (Perro),
D-Walker (robot torreta) y Quiet (sexy y letal francotiradora). Cada uno
aportando de manera bastante diferente como manejas la misión. Dependiendo cual
sea tu plan para completar tu misión irás variando de acompañante y solo con
ese detalle ya te vas haciendo idea de cuánto puede cambiar tu plan de acción
para llegar de punto A al punto B.
Todo el
juego, desde Mother Base, hasta la misión que seleccionas se controla desde
iDroid, tu dispositivo móvil que sirve como control para toda esta complejidad
de herramientas que manipula Boss. Cada detalle del juego está cuidado, desde
la última piedra o la ubicación de cada enemigo, este nivel de detalle
combinado con una inteligencia artificial sólida nos da una experiencia única
de sigilo. Phantom Pain te da una satisfacción tremenda al completar una misión
sin ser detectado por esa misma complejidad en su inteligencia artificial.
Toda la
magia sucede cuando ese nivel de libertad, ese nivel de cuidado, esa narrativa
cinematográfica y esa inteligencia artificial sumamente detallista colisionan
con el show gráfico y sublime sonido que posee este título. Phantom Pain es
bello como la libertad que nos provee. Gráficamente el juego está tan detallado
que es imposible no detenerse a ver Afghanistan y no pensar en películas a lo
Zero Dark Thirty o similares, no hay nada dejado por fuera y la iluminación
entre día y noche es perfecta. Ni hablar del sonido... Empezar con David Bowie,
escuchar ese sonido de respiración de Psyco Mantis en el parlante posterior de
tu teatro en casa o tensar cada músculo de tu cuerpo cuando escuchas el típico
sonido de la saga al perder tu cubierta; no tiene precio. El apartado sonoro es
sublime, con actuaciones de voz de la más alta calidad y efectos sonoros fieles
a cada escenario. Fox Engine (el motor gráfico) fue diseñado para esto y vaya
que cumplió su propósito!
A Hideo lo
que es de Hideo, se despide de esta saga con honores y méritos! Kojima no creo
un juego, creó la obra de arte que siempre había soñado, creó muchos recuerdos
y con este título aseguró su marca en la mente de muchos. Metal Gear Solid V:
The Phantom Pain, legado de Kojima, joya de la industria y recuerdo para los
nostálgicos.
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