No juzgues un personaje por su cabello.
Ningún evento en la
historia reciente iguala el furor causado por el rediseño de Dante que hizo
Ninja Theory para el relanzamiento de Devil May Cry. Incluso la controversia el
año pasado sobre el final de Mass Effect 3 se ve minimizado por la reacción
negativa que ha recibido la nueva apariencia del hijo de Sparda. Más allá de la
simple estética, ahora las preocupaciones apuntan fuertemente a las crecientes
dudas sobre si este studio podrá emular la calidad que vimos en la primera,
tercera, y cuarta entrega de la serie (porque Devil May Cry 2 si fue para el
olvido). Sin embargo, al ver el producto tengo que admitir que por lo menos a
mi me han logrado convencer que Ninja Theory si está a la altura de la serie.
Por supuesto, todo
depende de la perspectiva. El punto fuerte de Ninja Theory siempre ha sido su
habilidad para tejer narrativas muy intricadas y esta nueva entrega de DmC no
es la excepción. Un inicio algo tumultuoso nos introduce al nuevo Dante, un
mestizo que es medio angel /medio demonio, y el único capaz de derrotar a
Mundus, un demonio encubierto que ha esclavizado a toda la humanidad mediante
el capitalismo y los medios de comunicación. Seguramente muchos verán con
desdén el tono burdo y juvenil de la trama, pero denle tiempo pues la historia
madura progresivamente hasta llevarte a un punto en que quedas atrapado en la
misma y comienzan a importarte los personajes.
El éxito de Ninja
Theory con la historia es más que bienvenido, pero no de extrañar dado su
pedigrí. Lo que es realmente sorprendente es lo bien que manejan la experiencia
de juego. Esta entrega es en muchos aspectos una compilación de grandes éxitos
de juegos anteriores de la serie, desde su espada Rebellion, hasta sus pistolas
Ebony & Ivory, pasando por piruetas reminiscentes de la teleportación de
Vergil en DmC3. El combate es tan frenético como siempre mientras te enfrentas
a oleada tras oleada de enemigos.
A pesar de que este DmC tiene mucho del clásico Devil May
Cry, Ninja Theory si ha agregado un toque particular al mismo. Por ejemplo,
puedes usar los gatillos izquierdo y derecho para cambiar de arma durante la
acción alternando entre armas angelicales (ideales para controlar grandes
grupos) y armas demoniacas (que son mejores para quebrar las defensas de
rivales grandes y acorazados). Adicionalmente cada tipo de arma te da dos tipos
de agarre: uno que te acerca al enemigo y otro que lo acerca a él hacia ti.
Cuando finalmente dominas el esquema te encontrarás cambiando fluidamente entre
ocho armas y varios estilos de combate, lo cual se siente grandioso.
Hablando de
movilidad, las plataformas juegan un papel mucho más grande en esta entrega que
nunca antes en la serie. Para atravesar por el Limbo (un universo paralelo que
es un reflejo de este) requiere una combinación de saltos dobles y triples y
ambos tipos de agarre, lo cual es un desafío constante. Este mundo de Limbo
tiene una cierta vida propia, cambiando justo bajo tus pies mientras vuelas por
los aires, lo cual te fuerza a pensar rápido para reaccionar al cambiante
ambiente a tu alrededor.
Una de las grandes
virtudes del Nuevo DmC es su estilo visual. Cada nivel tiene una apariencia
diferente lo cual lo ayuda a mantenerse fresco durante todo el viaje. De hecho,
a veces el juego se ve tan bien que cuesta creer que el motor gráfico tiene
siete años de antigüedad. Estas gráficas son acentuadas por la clásica música
de rock de la serie. No soy un fan muy grande de algunas de las modificaciones
que hicieron en la tonada. El diseño de los enemigos es memorable, y es casi
una pena que haya tan pocos de ellos.
Desafortunadamente,
el uso repetitivo de enemigos poco variados no es mi única queja respecto a
DmC. Luego de un maravilloso segundo acto, las últimas horas del juego se
sienten monótonas, con diseños de niveles poco atractivos y encuentro con
enemigos poco satisfactorios. No es que sea descaradamente malo, simplemente no
está a la altura de los primeros dos actos del juego. Encima de todo esto,
incluso en máxima dificultad el juego no es particularmente difícil. Los
grandes jefes, que siempre han sido una de las cartas fuertes del juego, en
esta entrega son muy fáciles de derrotar (con la única excepción del gran jefe
final que si es muy desafiante).
Afortunadamente una
vez completas el juego se desbloquean niveles de dificultad aún superior así
como el retorno de modalidades clásicas como “Dante debe Morir” e “Hijo de
Sparda”, además de algunos extras en la campaña regular que le agregan varias
horas de vida al juego. Te tomará solo unas ocho horas para completar la
campaña, pero todo este contenido extra amerita unas cuantas visitas
adicionales al paquete.
La mayoría de fans se
mostraron muy dispuestos a darle la espalda a la serie basados solamente en la
nueva apariencia de Dante. Si eres una de esas personas, no tienes idea de lo
que te estás perdiendo. Este nuevo DmC rinde tributo al pasado de la serie
mientras se forja un nuevo camino para el futuro de la misma. Los momentos
finales del juego compensan de sobra lo decepcionante que es el tercer acto del
juego. En síntesis consideramos que esta es una muy buena adición a la estirpe
de Devil May Cry, y un muy buen comienzo para el relanzamiento de la
franquicia. Así que apresúrate y ve por este paquete y prepárate para una
aventura memorable.
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